Puedo decir que es el mejor vídeo musical de la historia. La publicación, Stylus Magazine, que ha hecho una selección de los 100 mejores vídeos de la historia, ha encumbrado esta canción que se puede encontrar en el disco Psyence Fiction. Así es como cuando lo vi, tuve una sensación de frio, angustia, empatia, escalofrios... supe en ese entonces que era una de las mejores (jajajaj obviamente sin creerme pitoniza)
El video critica la frialdad de la humanidad ante la misma humanidad. Un hombre visiblemente en problemas, que aunque no parece tener intención alguna de recibir ayuda, es tratado con indiferencia y crueldad. Algunos lo hacen de lado, otros lo botan, otros pasan de largo viendo que ha caído, y solamente uno se detiene a preguntar cuál es su problema, aunque sin ahondar mucho en el asunto. ¿No es esto lo que hacemos también nosotros con el anciano mendigando en las calles? Decir “pobrecito”, pero igual le pasamos de largo. O nos comprometemos a ayudar pero al final nos vence al flojera y los que de verdad cumplen con lo prometido son una ínfima minoría.
El video critica la frialdad de la humanidad ante la misma humanidad. Un hombre visiblemente en problemas, que aunque no parece tener intención alguna de recibir ayuda, es tratado con indiferencia y crueldad. Algunos lo hacen de lado, otros lo botan, otros pasan de largo viendo que ha caído, y solamente uno se detiene a preguntar cuál es su problema, aunque sin ahondar mucho en el asunto. ¿No es esto lo que hacemos también nosotros con el anciano mendigando en las calles? Decir “pobrecito”, pero igual le pasamos de largo. O nos comprometemos a ayudar pero al final nos vence al flojera y los que de verdad cumplen con lo prometido son una ínfima minoría.
Bueno les dejo este video como una forma de reflexión, también para que se deleiten de lo mejor en video, aunque algunos dicen que entra en la categoria de cortometraje, dirigido por Jonathan Glazer una canción que no podría cantar nadie más, y que remite casi inevitablemente a la imagen de un pequeño conejo tembloroso frente a una enorme fuente de luz que lo encandila, mientras espera lo peor.